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Prevención de enfermedades infecciosas y parasitarias en el cachorro

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Eurican®, NexGard® y NexGard SPECTRA® de Boehringer Ingelheim

Prevención de enfermedades infecciosas y parasitarias en el cachorro

Protocolos de vacunación y desparasitación en cachorros

Para garantizar la protección del perro adulto es esencial respetar el programa de vacunación tanto de las hembras gestantes como de sus cachorros.

Tranquilos, son cosas de cachorros

Protégelos frente a bacterias, virus y parásitos para que sean los que tienen que ser, cachorros.

Lo suyo es explorar, lo nuestro protegerlos

Desde Boehringer Ingelheim, te ayudamos. Conviértete en su veterinario de confianza para toda la vida.

Ficha técnica Eurican®

Vacuna para perros contra moquillo, hepatitis, parvovirus, parainfluenza, leptospira y rabia. 

Ficha técnica NexGard®

Tratamiento y prevención de infestación por: pulgas, garrapatas, sarna demodéctica, sarna sarcóptica, sarna otodéctica y miasis

Ficha técnica NexGard SPECTRA®

Cierra el círculo de la protección antiparasitaria con un solo comprimido de NexGard SPECTRA® al mes.

Formación WhatsApp

Microlearning vía WhatsApp

Módulo: Patologías infecciosas y parasitarias: epidemiología y medicina preventiva

Patrocinado por Eurican®, NexGard® y NexGard SPECTRA® de Boehringer Ingelheim
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Jorge Castro

LV, MSc, PhD, Dipl.ECVIM-CA (Medicina Interna), EBVS® Especialista Europeo en Medicina Interna de Pequeños Animales, Acred. AVEPA Med. Felina y Med. Interna 

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Virginia Merino

LV, Dipl.ECVIM-CA (Medicina Interna), EBVS® Especialista Europeo en Medicina Interna de Pequeños Animales, GpCert (Cardiología), Servicio de Medicina Interna, Veterinary Specialists Ireland, Summerhill, Ireland

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Módulo: Patologías infecciosas y parasitarias: epidemiología y medicina preventiva

Parte 1

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1.1

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Parvovirosis (I)

Parvovirosis es una de las enfermedades víricas con mayores tasas de morbilidad y mortalidad en todo el mundo. El parvovirus se transmite por ruta fecal-oral, y por fomites. Los perros enfermos excretan una alta cantidad de virus en sus deposiciones. Por ello, la introducción de animales infectados en refugios o perreras puede resultar en brotes. Del mismo modo, hay que ser cuidadoso cuando cachorros sin vacunar correctamente acuden a la clínica, y se debe evitar el contacto de estos animales con superficies contaminadas. Por otro lado, hay evidencia de que algunas razas presentan mayor predisposición para la enfermedad, como Rottweilers, American Pit Bull, Dóberman Pinschers, English Springer Spaniels, y los Pastores Alemanes.

Figura 1.1. Ciclo de transmisión de parvovirus.

1.2

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Parvovirosis (II)

La inmunidad frente a parvovirus se desarrolla por medio de anticuerpos. Los anticuerpos maternos transmitidos principalmente a través del calostro son efectivos en neonatos. Sin embargo, estos anticuerpos disminuyen durante las primeras semanas de vida y la susceptibilidad a la enfermedad aumenta a medida que los anticuerpos maternos disminuyen, en torno a las 12 – 14 semanas de edad. Por ello, la vacuna del parvovirus se incluye en todos los programas de vacunación a partir de las 6 semanas. Existen dos tipos de vacunas frente a parvovirus: las vivas atenuadas y las inactivadas. Las vivas atenuadas proporcionan protección de forma más rápida.

Figura 1.2. Representación de la interferencia de los anticuerpos maternales en la habilidad de las vacunas para crear inmunidad en cachorros, según las guías de vacunación WSAVA 2024.

1.3

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Parvovirosis (III)

La vacunación es la herramienta más eficaz frente a la parvovirosis. El motivo más frecuente de contagio de parvovirus en animales que han sido vacunados es la neutralización de la vacuna por los anticuerpos maternales. Por ello se recomienda comenzar a vacunar a las 6 – 8 semanas y repetir la vacunación cada 2 – 4 semanas hasta alcanzar al menos 16 semanas de edad, disminuyendo así el riesgo de neutralización de los anticuerpos. Además, debido a que el parvovirus tiene una naturaleza altamente contagiosa y resistente, es imprescindible aislar completamente a los animales infectados, minimizar el contacto de animales no vacunados con superficies que puedan estar infectadas, y llevar a cabo protocolos estrictos de desinfección, como el uso de hipoclorito 0,75 % o peroximonosulfato de potasio.

Figura 1.3. Imagen de un cachorro infectado por parvovirus.

1.4

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Moquillo (I)

El virus del moquillo puede transmitirse a través de cualquier secreción corporal, según la etapa de la infección. La transmisión directa de un perro infectado a un perro susceptible es la fuente más probable de infección, por lo que es especialmente importante reconocer y aislar a los animales infectados. Si bien la transmisión ambiental o por fómites del virus del moquillo es posible, la mayoría de los desinfectantes inactivan fácilmente el virus y no permanece viable durante más de unas horas o días, dependiendo de la temperatura ambiente y otras condiciones. Las vacunas frente al virus del moquillo constituyen la medida más efectiva en la prevención de la enfermedad, y por ello, la enfermedad sigue siendo común en entornos que no tienen acceso a la vacunación.

Figura 1.4. Secreción nasal en un cachorro infectado por el virus del moquillo.

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Parte 2

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2.1

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Moquillo (II)

La infección por el virus del moquillo depende principalmente del estado inmunológico (a través de la vacunación o infección previa) y de la dosis infecciosa. Cualquier animal susceptible puede infectarse independientemente de su edad. La mayoría de los perros expuestos al virus del moquillo solo 1 hora después de haberse vacunado, desarrollan solo signos leves a moderados, a diferencia de los no vacunados que desarrollaron signos graves. Sin embargo, es importante tener en cuenta que los perros infectados con signos leves pueden transmitir la enfermedad a otros animales, que pueden desarrollar una enfermedad grave y fulminante si no estaban inmunizados adecuadamente. Al igual que con otras enfermedades infecciosas, la interferencia de los anticuerpos maternos puede neutralizar las vacunas a edades tempranas y dificultar la inmunización efectiva.


Figura 2.1. Vacuna Eurican DAP (Boehringer).

2.2

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Leptospira (I)

Los pequeños roedores se consideran los huéspedes reservorios más importantes de Leptospira, aunque es probable que un amplio espectro de animales, incluidos perros, gatos y humanos, puedan actuar como huéspedes reservorios. La infección puede ocurrir por contacto directo de orina infectada con las membranas mucosas o con heridas en la piel o de forma indirecta, a través del contacto con suelo o agua superficial contaminados. A diferencia de los huéspedes reservorios, que no presentan signos clínicos de enfermedad, los huéspedes incidentales pueden desarrollar una enfermedad aguda, grave y potencialmente letal.

Figura 2.2. Ciclo de transmisión de Leptospira spp patógenos. Imagen procedente del Consenso Europeo de leptospira en perros y gatos publicado en 2015.

2.3

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Leptospira (II)

La prevención de leptospira radica en la administración de vacunas anuales (no autorizadas para su uso en la especie felina). Otros métodos de prevención incluyen limitar el acceso a potenciales fuentes de infección, como áreas pantanosas y aguas estancadas, y minimizar el contacto con la vida silvestre y los reservorios de animales domésticos mediante cercas y control de roedores.

Figura 2.3. Suero ictérico de un perro infectado por leptospira.  

2.4

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Rabia (I)

El virus de la rabia se transmite principalmente a través de una herida por mordedura de un animal infectado. Otras vías de infección incluyen la contaminación de una herida abierta o contaminación de los ojos con material infeccioso (como saliva o tejido de un animal infectado). La ingestión de material infectado podría dar lugar a la enfermedad, sin embargo, el riesgo es bajo ya que el pH ácido del estómago inactiva el virus. La rabia debe incluirse en el diagnóstico diferencial de cualquier perro o gato con signos clínicos compatibles con la rabia, independientemente del historial de vacunación, ya que, aunque el virus de la rabia es poco común en perros y gatos vacunados, puede ocurrir.

Figura 2.4. Imagen de un perro con una mordedura de otro perro de mayor tamaño.

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Parte 3

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3.1

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Dirofilariosis (I)

La enfermedad del gusano del corazón (dirofilariosis) es causada por Dirofilaria immitis, un gusano redondo transmitido por mosquitos. El ciclo de vida del gusano tiene lugar en un vector (mosquito) y en un huésped mamífero. Los mosquitos prosperan en climas cálidos y húmedos y requieren muy poca agua para reproducirse. Dirofilaria immitis se transmite por mosquitos hembra. Muchas de las especies de mosquitos que transmiten Dirofilaria immitis también pueden transmitir Dirofilaria repens, un nematodo filarial identificado principalmente en Europa, África y Asia, que normalmente no produce enfermedad clínica, pero puede causar trastornos cutáneos. Por ello, la identificación de Dirofilaria repens proporciona información sobre la potencial distribución de Dirofilaria immitis, para extremar su precaución en esas áreas.

Figura 3.1. Ciclo de Dirofilaria immitis, Boehringer.


3.2

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Dirofilariosis (II)

La mayoría de los medicamentos para prevenir la dirofilariosis (ivermectina, milbemicina oxima, moxidectina y selamectina) pertenecen al grupo de las lactonas macrocíclicas. Las lactonas macrocíclicas con muy efectivas y son medicamentos muy seguros. No obstante, los animales pueden infectarse si se omitió o se retrasó la administración de alguna dosis preventiva. A pesar de que la mayor parte de los casos infectados mientras recibían tratamiento preventivo tienen relación con un cumplimiento deficiente de la pauta, se han documentado algunos casos de resistencia a las lactosas macrocíclicas, aunque de momento no en Europa.

Figura 3.2. NexGard SPECTRA® es eficaz en la prevención de dirofilariosis.

3.3

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Leishmania (I)

Leishmania es un parásito difásico: el estado de amastigote es la forma intracelular que se desarrolla en los macrofagos del hospedador. La forma flagelada (promastigote) se desarrolla de forma extracelular, en el flebotomo. Existen muchas especies de flebotomos, pero solo algunas de ellas actúan como vectores de Leishmania. En los huéspedes vertebrados infectados, Leishmania se encuentra en los macrófagos en su forma no flagelada (amastigote). Los amastigotes se multiplican por fisión binaria y luego rompen el macrófago para infectar nuevas células. Cuando los flebotomos ingieren sangre de un huésped infectado, los flebotomos pueden ingerir amastigotes que se liberan en el intestino del flebotomo, se transforman en promastigotes y se replican. Posteriormente, los promastigotes migran hacia el intestino anterior y el aparato bucal del vector, y cuando una hembra de flebotomo se alimenta de un huésped vertebrado (como perros, gatos o personas), los promastigotes se inyectan con la saliva en la piel del nuevo huésped y se transforman nuevamente en amastigotes.

Figura 3.3. Bazo de un perro infectado con Leishmania. Se observa la presencia de macrófagos con amastigotes intracelulares.

3.4

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Leishmania (II)

Se pueden tomar medidas para disminuir el riesgo de leishmaniosis. El riesgo de picaduras de flebotomos se puede reducir manteniendo a los perros en el interior desde el anochecer hasta el amanecer, y usando insecticidas ambientales. La primera medida de prevención indicada por los expertos es el uso de repelentes-insecticidas tópicos, incluyendo pipetas mensuales que contengan permetrina y/o collares con piretroides. En relación a esto, no todos los productos repelentes-insecticidas tópicos tienen indicación para reducir el riesgo de leishmaniosis, por lo que es importante asegurarse mirando sus prospectos.

Figura 3.4. Pipeta repelente del flebotomo transmisor de Leishmania spp.

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Parte 4

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4.1

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Giardia (I)

Giardia intestinalis es un parásito protozoario de distribución mundial que infecta a un rango muy amplio de vertebrados, incluyendo al perro y al gato. En base a los estudios de caracterización molecular, Giardia se clasifica en genotipos o aislados de la A a la H según la especificidad por el hospedador. Los perros suelen albergar conjuntos C y D, y los gatos suelen albergar el conjunto F. Los genotipos A y B son los que infectan a las personas. Por otro lado, el genotipo A se ha descrito en perros y gatos, mientras que el B se ha descrito raramente en animales de compañía. Fases de Giardia spp.: Giardia tiene un ciclo biológico directo, con la producción asexual de trofozoitos que evolucionan a quistes.

Figura 4.1. Genotipos de Giardia según la especificidad del hospedador. Imagen de Greene’s Infectious Diseases of the Dog and Cat, 5th edition.

4.2

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Giardia (II)

La transmisión de Giardia spp. es fecal-oral y se transmite mediante la ingestión directa de quistes fecales o mediante la ingestión indirecta de sustancias contaminadas como agua, alimentos, o pelaje. El periodo de prepatencia es de 4 – 16 días, y los animales infectados pueden excretar quistes fecales durante meses. Aunque los ooquistes son sensibles a la desecación y a las bajas temperaturas (su número disminuye en el ambiente durante el invierno), éstos pueden sobrevivir durante varios meses. La prevalencia global de Giardia en Europa es de 3-7 %, sin embargo, es significativamente mayor en perros y gatos menores de un año, siendo el endoparásito más frecuente en animales pertenecientes a este grupo de edad.

Figura 4.2. Ciclo parasitario de Giardia. Imagen de Greene’s Infectious Diseases of the Dog and Cat, 5th edition.

4.3

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Giardia (III)

Para controlar y prevenir Giardia se debe descontaminar el ambiente, jaulas, pasillos y superficies. Para ello, se recomienda utilizar temperaturas superiores a los 60º C y el uso de hipoclorito de sodio 5 % (dilución 1:30) y/o sustancias con amonio cuaternario, que inactiva los quistes de Giardia. Es recomendable dejar secar durante 48 horas antes de reintroducir animales. Por otro lado, se debe lavar el pelaje de los animales afectados con champús y compuestos de amonio cuaternario durante 3 – 5 minutos seguidos de un enjuague minucioso. Se recomienda utilizar tratamiento antiprotozoario como el fenbendazol en todos los animales antes de trasladarlos a criaderos o perreras, evitando así la entrada de animales infectados.

Figura 4.3. Para controlar la infección de Giardia, se debe lavar y aclarar el pelaje de los animales minuciosamente.


4.4

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Ectoparásitos

Los ectoparásitos o parásitos externos incluyen una gran variedad de artrópodos parásitos que pertenecen taxonómicamente a la subclase Acari (garrapatas y ácaros) y a la clase Insecta (pulgas, piojos picadores y masticadores, flebotomos, mosquitos y moscas). Los parásitos externos son importantes porque pueden causar lesiones cutáneas, inducir una respuesta inmunopatológica, pueden transmitir agentes patógenos (como ehrlichia, anasplasma, bartonella, borrelia, etc.), pueden ser zoonósicos o transmitir infecciones zoonósicas, y pueden constituir una fuente de infestación para sus propietarios. De esta forma, pueden reducir la calidad de vida de los animales de compañía e interferir en la relación entre humanos y animales. Por ello, un control exhaustivo ayuda a preservar la salud de los animales de compañía.

Figura 4.4. Perro con prurito debido a la presencia de ectoparásitos.

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Parte 5

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5.1

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Hepatozoon spp. (I)

A pesar del efecto directo de la parasitación por garrapatas, la principal importancia sanitaria es su papel vectorial en la transmisión de enfermedades a los animales y a las personas. Habitualmente, la transmisión se realiza a través de la saliva durante la alimentación de la garrapata si bien, en algunos casos, se produce cuando el artrópodo es accidentalmente ingerido, tal es el caso de Hepatozoon spp. La alimentación de la garrapata es un proceso complejo que no se inicia inmediatamente después de prenderse en el hospedador, por eso la retirada temprana reduce considerablemente el riesgo de transmisión de patógenos. En Europa existen diferencias importantes tanto geográficas como climáticas y por ello se observan diferencias en la prevalencia y la estacionalidad de las garrapatas. La profilaxis frente a las garrapatas debe cubrir el periodo completo de actividad.

Figura 5.1. NexGard® es un antiparasitario completo frente a ectoparásitos.

5.2

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Bordetella bronchiseptica (I)

Bordetella bronchiseptica spp. es un cocobacilos gram-negativo, pleomórficos, que causa enfermedades en perros y gatos. Las infecciones por B. bronchiseptica frecuentemente ocurren junto con virus respiratorios y/o Mycoplasma spp. Infecciones B. bronchiseptica puede persistir en el medio ambiente durante al menos 10 días, puede crecer en fuentes de agua naturales y es susceptible a la mayoría de los desinfectantes.

La prevalencia es variable dependiendo del área geográfica y de cada grupo en particular (la prevalencia es mayor en refugios y perreras que en perros que conviven con su propietario). La prevalencia de la infección es mayor en los meses más fríos que en el verano, a diferencia de otros patógenos respiratorios detectados, y es más probable en perros de menos de 12 meses de edad.

Figura 5.2. Radiografía de tórax de un perro joven con tos.

5.3

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Bordetella bronchiseptica (II)

La transmisión de Bordetella bronchiseptica ocurre principalmente por vía aérea, pero también puede ocurrir mediante el contacto con fómites y fuentes de agua contaminados. Bordetella bronchiseptica se inhala y se adhiere a los cilios respiratorios. Posteriormente, la inflamación local provoca un aumento de la secreción de líquido y moco y el deterioro de las defensas innatas, que predispone al animal a otras infecciones virales y bacterianas oportunistas, que colonizan el epitelio respiratorio dañado. El periodo de incubación oscila entre 2 – 10 días, su presencia de puede detectar en animales enfermos y en animales sin signos clínicos. La eliminación de Bordetella bronchiseptica puede continuar de forma intermitente durante más de un mes. 

Figura 5.3. Bordetella bronchiseptica se adhiere a los cilios respiratorios tras ser inhalada, evade el sistema inmune y recrea toxinas que dañan el epitelio. Imagen de Greene’s infectious diseases in dogs and cats, with edition.

5.4

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Bordetella bronchiseptica (III)

Las vacunas orales o intranasales estimulan la inmunidad de las mucosas y brindan protección dentro de los 3 días posteriores a una dosis única de vacuna. La protección con vacunas mucosas (como las orales o intranasales) también se produce frente a los anticuerpos maternos y puede durar al menos 1 año. Estas vacunas orales o intranasales pueden dar lugar a síntomas en el animal vacunado y a la excreción de bordetella o parainfluenza durante un tiempo determinado, por lo que no se recomiendan administrar en perros que convivan con personas inmunodeprimidas. Estas vacunas no se deben administrar a animales tratados con fármacos antimicrobianos (porque inactivan las bacterias de la vacuna). Las vacunas parenterales inactivadas contra B. bronchiseptica también están disponibles para perros, requieren dos dosis administradas con un intervalo de 3 a 4 semanas para optimizar la inmunidad, lo que ocurre 2 semanas después de la segunda dosis. Producen una inmunidad con duración de 1 año. 

Figura 5.4. Eurican Pneumo Vacuna frente a bordetella y parainfluenza parenteral, Boehringer.

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